jueves, 29 de agosto de 2013

Violencia Intrafamiliar: una posible causa de la depresión

¿Cómo detectar la violencia familiar?



En ocasiones se es víctima de la violencia familiar y no se está consciente de ello, sin embargo hay signos que pueden ayudarnos a detectar la existencia de la misma.



A continuación se mencionan algunas características que pueden ayudar a detectar la violencia familiar:


Las personas sometidas a situaciones de violencia crónica dentro del hogar, presentan un debilitamiento gradual de sus defensas físicas y psicológicas, que se traduce en un deterioro general de su salud.
Estas personas también registran una marcada disminución en su rendimiento intelectual, que afecta sus actividades laborales y/o educativas (como ausentismo y dificultad de concentración).
Los niños y adolescentes que son víctimas o testigos de la violencia familiar, frecuentemente presentan trastornos en su rendimiento escolar y problemas de aprendizajes, se vuelven introvertidos y agresivos.
Un alto porcentaje de los asesinatos y lesiones graves cometidas entre los miembros de una familia representa el desenlace de situaciones crónicas de violencia doméstica.


Fases de la violencia intrafamiliar:



Primera fase
En la que se producen episodios que llevan al roce permanente entre los miembros de la pareja y el incremento constante de la ansiedad y la hostilidad.



Segunda fase
En la que toda la tensión acumulada provoca explosiones de violencia cuya gravedad varía desde un empujón hasta un homicidio.


Tercera fase

En la que el maltratador manifiesta arrepentimiento, a veces instantáneo, pide disculpas y promete que lo ocurrido no se repetirá jamás. Al mismo tiempo, vuelven los episodios de acumulación de tensiones, y el ciclo comienza una vez más. Por su intensidad creciente, se describe una verdadera escalada de violencia que puede concluir en homicidio o suicidio.




La violencia empieza de manera sutil, tomando la forma de agresión psicológica que consiste en atentados contra el autoestima de la mujer. El agresor la ridiculiza, ignora su presencia, no presta atención a lo que ella dice, se ríe de sus opciones o sus iniciativas, la compara con otras personas en forma peyorativa o degradante, la corrige en público, etc. Inicialmente estas conductas no parecen violentas, pero ejercen un efecto igualmente devastador sobre la mujer, provocando un debilitamiento progresivo de sus defensas psicológicas: la víctima comienza a tener miedo de expresarse o hacer algo por temor a ser agredida; se siente deprimida y débil.
En segundo término aparece la violencia verbal que refuerza la agresión psicológica. El agresor insulta y denigra a la mujer, la ofende, la llama “loca”; comienza a amenazarla con infringirle daño físico o maltratarla y luego a suicidarse. La ridiculiza en presencia de otras personas, alza la voz o le grita acusándola por cualquier nimiedad de tener la culpa de todo. En muchos casos, la mujer llega a un estado de debilitamiento, de desequilibrio emocional y de presión que requiere atención psiquiátrica, aunque generalmente es tratada con psicofármacos.
Finalmente aparece la violencia física. El agresor toma a sus pareja del brazo y se lo estruja; a veces finge estar “jugando” para pellizcarla, producirle moretones, jalarle el cabello, empujarla, golpearla, etc. En algún momento la golpea con la mano abierta, después siguen las patadas al cuerpo, los golpes a puño cerrado y el uso de objetos para lastimarla. En medio de toda esta agresión, le exige tener contactos sexuales y a veces la viola cuando ella está dormida.


Tipos de violencia intrafamiliar:

Violencia física


Comprende una escala de conductas que va desde un empujón o un pellizco hasta la producción de lesiones graves, que pueden conducir a la pérdida de órganos corporales o a la muerte paulatina o inmediata de la persona que recibe y vive la violencia (la mujer y/o los hijos). Incluye acciones tales como abofetear, tirar de los cabellos, arrojar objetos, golpear con el puño, apretar el cuello, ocasionando traumatismos y fracturas, entre otros.

Las consecuencias de esta violencia pueden ser de naturaleza externa (visible) o interna (oculta); leves, graves o mortales.


Violencia sexual
Sucede cuando se obliga a otra persona a realizar conductas sexuales no deseadas por ésta, se la hostiga o denigra sexualmente, se critica su forma de tener relaciones sexuales o se la compara con otras personas en forma degradante, se le trata como un objeto sexual, se le introducen objetos en la vagina o se la viola mientras está dormida.
La mayoría de las mujeres no identifican este tipo de violencia como tal, por considerar que su obligación como mujeres-esposas-madres es “satisfacer” en todo a su marido-esposo-pareja, ya que el débito matrimonial le otorga derechos “cuando él quiera, en el momento que quiera, a la hora que quiera y cómo quiera”. De este modo se refuerza la creencia de que las mujeres sólo existen para la reproducción, coartándola para vivir en plenitud encuentros eróticos-amorosos placenteros y, en consecuencia, produciéndole una progresiva insensibilización corporal o genital; incluyendo disfunciones tales como la anorgasmia, vaginismo, dispareunia, entre otras.



Violencia emocional o psicológica


Criticar permanentemente el cuerpo o las ideas de la otra persona. Rebajarla al compararla con otras personas. Cuestionarle todo lo que hace y cómo lo hace. Burlarse de ella. Ignorarla. Hacerle falsas acusaciones. Tratarla como a una niña o un niño. Resaltar sus defectos. Ignorar sus necesidades afectivas. Mostrarse indiferente frente a sus estados afectivos. Ponerle sobrenombres despectivos, como llamarla “loca” o “loco”, entre otros.



Violencia social
Se refiere a las conductas que provocan daño o sufrimiento psicológico, tales como: Descalificar a la otra persona y restarle autoridad frente a los hijos/as y/o la familia. Criticar a su familia de origen o a las personas que ella quiere. Aislarla socialmente, impidiéndole tener contacto con familiares y amigos. Descalificarla o ignorarla en público. Ser hostil con sus amistades. Romper cosas del hogar. Hacerle desaparecer o romper objetos queridos. Lastimar o matar a sus mascotas, etc.



Comercial de alto impacto, hecho en Reino Unido, acerca de la violencia doméstica




A continuación, la primera parte de una emotiva película titulada "No me iré sin mi hija", basada en la historia real de una mujer que sufrió por años las agresiones de su marido. La película completa está disponible en youtube



Fuente: 
http://prosalud.org.ve/quienes-somos/390-Deteccion

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